EL BANCO CENTRAL ES UN FRAUDE - Parte 1

 Por César Aónykenk.

Director del Movimiento Libertario de Chile

y Editor de El Libertador Galopante.


PARTE 1. El Origen del Banco Central.



Capítulo 1. El Stockholms Banco: El nacimiento del fraude bancario.


Sección 1.  No fue por la estabilidad monetaria, sino por el salvataje del fraude bancario.

En el siglo XVII Suecia emergió como una de las principales potencias europeas, extendiendo su influencia sobre amplias regiones del norte de Europa, incluyendo partes de la actual Finlandia, Estonia, Letonia, y áreas del norte de Alemania y Polonia. Este período de notable expansión territorial y militar, es conocida como la "Era del Gran Poder" (Stormaktstiden) En este contexto social, nace el Stockholms Banco, también conocido como Banco de Palmstruch, fundado en 1657 por el financiero Johan Palmstruch, quien cometería uno de los errores mas siniestros en las historia del desarrollo del dinero. Este banco, que comenzó como una institución privada, se convertiría en el origen no solo del banco central más antiguo del mundo, el Sveriges Riksbank, sino también en un ejemplo histórico de como el poder político institucionaliza el fraude monetario y el robo bajo el amparo del Estado.

El origen de los bancos centrales no fue por la estabilidad monetaria, sino por el salvataje del fraude bancario, facilitado y legalizado por las elites económicas que componen el poder político. El caso de Stockholms Banco revela el pecado original del sistema bancario moderno: la reserva fraccionaria y la emisión de dinero fiduciario sin respaldo, una estafa que arrastra a generaciones enteras a crisis, inflación y empobrecimiento.


Sección 2. De los Kreditivsedlar al colapso: cómo los billetes excesivos hundieron el Stockholms Banco.

Johan Palmstruch funda el banco con la promesa de ofrecer servicios financieros modernos, siguiendo el ejemplo de bancos comerciales en Ámsterdam y otras ciudades europeas. El banco ofrecía dos funciones clave: cuentas de depósito en metálico (oro, plata, cobre) y préstamos. Hasta ahí, el modelo era tradicional. Pero hacia 1661, Stockholms Banco introduce una innovación perversa: comienza a emitir "Kreditivsedlar", los primeros billetes de banco en Europa. Estos billetes eran supuestamente convertibles en metales, es decir, eran recibos o pagarés que representaban una cantidad equivalente de oro, plata o cobre depositado en el banco.

La trampa fue que el banco empezó a emitir más billetes de los metales que realmente tenía en depósito. Así, prestaba a terceros una cantidad de billetes sin respaldo, lo que hoy conocemos como reserva fraccionaria. El banco afirmaba tener oro, plata o cobre para todos, pero en realidad sólo poseía una fracción.

Los billetes eran entregados a clientes individuales, a cambio de depósitos en metales, quienes confiaban en que podrían retirar su oro o plata más adelante. También se le entregaban billetes a deudores del banco, es decir, se otorgaban préstamos en forma de billetes sin respaldo real en oro, plata o cobre. Esta segunda categoría era especialmente problemática: el banco creaba "dinero de la nada" y lo prestaba a comerciantes o agentes cercanos al poder político. Palmstruch comenzó a favorecer a grandes comerciantes, miembros de la nobleza e incluso figuras del gobierno con estos préstamos inflacionarios. El banco se convirtió en un emisor de deuda sin control, expandiendo la masa monetaria sin aumentar sus reservas.

El fraude no tardó en estallar. Hacia 1663-1664, los clientes empezaron a sospechar que no todos podrían retirar su dinero en metálico. Cuando trataron de convertir los billetes en oro, plata o cobre, el banco no pudo cumplir sus compromisos. La confianza se evaporó, los billetes perdieron su valor, y el sistema colapsó.

La situación fue tan grave que el gobierno sueco intervino. Johan Palmstruch fue acusado de mala gestión, fraude y abuso de confianza, y en 1668 fue condenado a muerte, aunque la pena fue luego conmutada por prisión perpetua. El daño ya estaba hecho. El fraude bancario, cometido bajo apariencia de legalidad y sofisticación financiera, había dejado a comerciantes arruinados, ciudadanos empobrecidos y una economía en ruinas.

¿Pero quién autorizó la emisión de billetes?

Palmstruch y sus asociados no eran simplemente empresarios privados: tenían vínculos cercanos con la aristocracia y la monarquía, lo que les otorgó una protección política temporal. La autorización fue otorgada por el Rey Carlos X Gustavo y su Consejo de Estado, quienes vieron con buenos ojos la expansión del crédito sin entender del todo sus consecuencias. Es decir, la emisión no regulada fue respaldada por el poder político, que prefería una economía inflada a corto plazo antes que estabilidad real a largo plazo, afectando a pequeños ahorristas que confiaron en los billetes como medio seguro de intercambio, campesinos y comerciantes sufrieron la pérdida de valor de sus ingresos organizaciones mercantiles que colapsaron al ver que sus capitales se habían evaporado. 


Sección 3. El Mercado Libre pudo haber solucionado mejor el fraude.

El caso del Stockholms Banco es la muestra histórica perfecta de cómo la concentración del poder financiero y su conexión con el poder político resulta en fraude, inflación y empobrecimiento. Lo que debió haber sido corregido por la competencia del mercado, es decir, la quiebra de un banco fraudulento y su reemplazo por instituciones más sólidas, fue utilizado como excusa para fundar una institución aún más peligrosa: el Banco Central.

La solución no fue castigar el fraude y liberar el mercado para que surgieran mejores bancos, sino consolidar el crimen bajo una estructura estatal permanente. Fue así que nació el Sveriges Riksbank en 1668, el Banco Central más antiguo del mundo, no como garantía de estabilidad, sino como un tipo de monumento a la impunidad  del delito financiero.

El Estado no salvó al pueblo sueco del fraude cometido por Stockholms Banco, salvó al fraude del castigo que impone el mercado. Y es así como  iniciaría el largo reinado del mayor fraude en la historia de la teoría monetaria: La creación del Banco Central, el instrumento de coacción estatal sobre la economía y la vida de las personas.


Capítulo 2. Sveriges Riksbank: El nacimiento del Banco Central como instrumento del poder político.


Sección 5. Lejos de solucionar el problema, sentó las bases de la coerción.

El Stockholms Banco, con su fraude de billetes sin respaldo, fue apenas el prólogo. Lo verdaderamente aterrador vino después: la creación del Sveriges Riksbank, el Banco Central más antiguo del mundo, fundado en 1668. El Estado, en lugar de castigar la estafa bancaria,  ideada por Johan Palmstruch y parte de la elite política, tomó el poder absoluto sobre el dinero, con la escusa de proteger a la sociedad.  Así nació la era de la planificación monetaria, del dinero sin respaldo y del control centralizado de nuestras vidas económicas.

El poder político en Suecia decidió institucionalizar el control de la moneda en manos del Estado, dando origen al Sveriges Riksbank como solución a la quiebra del primer banco privado,  El Stockholms Banco. Esta decisión, lejos de solucionar el problema, sentó las bases del modelo de banca central coercitiva y de planificación económica central que incluso Carl Marx y otros estatistas celebrarían siglos después.


Sección 6. El nacimiento del Sveriges Riksbank ,1668.

Luego de la estafa de Stockholms Banco, el parlamento sueco (Riksdag) intervino directamente. En lugar de restaurar el orden natural del libre mercado. es decir, dejar que el banco quebrara por su fraude, el poder político decidió crear una institución estatal que tomara el control total de la emisión monetaria: así nació el Sveriges Riksbank.

El Sveriges Riksbank fue fundado en 1668 por decisión del Parlamento sueco, el Riksdag of the Estates, como reacción directa a la quiebra del Stockholms Banco. El parlamento decidió nacionalizar las operaciones bancarias para evitar lo que consideraban “abusos del sistema privado”. Pero en realidad, lo que hicieron fue trasladar la idea fraudulenta del Stockholms Banco al Estado, legitimando ahora la emisión de dinero sin respaldo bajo el nombre de “interés público”.

La gestión del nuevo banco fue entregada al Collegium Procuratorum, una institución estatal bajo supervisión parlamentaria. El control político sobre el banco fue total desde el inicio, incluyendo la designación de funcionarios y la regulación directa de sus actividades.

El poder entregado a esta nueva elite política fue la de emitir moneda nacional bajo monopolio estatal, gestionar la deuda pública del gobierno, controlar el crédito a través de préstamos a la corona y a comerciantes cercanos al poder, supervisar la circulación de billetes, ahora con respaldo formal, pero sin mecanismos de auditoría independientes ni competencia libre, es decir, desde su inicio, el Sveriges Riksbank funcionó como una herramienta del poder político, financiando guerras, endeudando al país y manipulando la economía según intereses estatales.

Aunque Johan Palmstruch, fundador del Stockholms Banco, fue encarcelado, su modelo fraudulento y sofisticado fue copiado por el Estado y Palmstruch se convirtio en algo así como un chivo expiatorio, de los escondidos intereses del poder politico. Por ejemplo Karl XI, rey de Suecia, utilizó el nuevo banco para financiar campañas militares. El Parlamento sueco, el Riksdag, concentró el poder económico bajo el pretexto de proteger al pueblo ostentando privilegios que solo la nueva elite conocia. Personajes como Per Brahe el Joven, importante consejero del reino, apoyaron la transición hacia un banco estatal como forma de controlar la economía nacional. A lo largo del tiempo, el Riksbank pasó de ser un banco del Parlamento a un brazo financiero del Ejecutivo, especialmente en el siglo XX. La contradicción era evidente: la estafa de emitir dinero sin respaldo no fue eliminada, solo fue monopolizada por el Estado. El problema no era la falta de regulación, sino la propia lógica de emitir más promesas de las que podían cumplirse. Pero ahora, quien lo hacía era la institución más poderosa del país: el Estado sueco y en lugar de castigar el fraude bancario, lo institucionalizaron, desarrollando así la banca central  como una institución artificial de control económico desde el poder legislativo y monárquico.

Sección 7. De estafa a institución política.

El Sveriges Riksbank, el primer Banco Central no nació como una solución moral o técnica. Nació como una excusa de una nueva elite económica y política para concentrar el poder monetario en manos del Estado. En vez de restaurar la libertad del mercado tras el fraude de Stockholms Banco, el Parlamento sueco eligió controlar, robar y depredar al pueblo a través del dinero.

Así se sella una verdad incómoda que debemos enseñar y denunciar: todo banco central tiene su origen en una estafa y que hoy las elites pseudo intelectuales quieren esconder. El Sveriges Riksbank fue el primer modelo de planificación monetaria estatal, y desde entonces el mundo no ha conocido un solo día de libertad monetaria plena.



Capitulo 3. Bank of England Act: El modelo que consolidó la tiranía monetaria moderna.


Sección 8. Un asalto estructurado contra la libertad monetaria.

La historia del poder se escribe con ejércitos, armas y cañones, pero también con tecnicismos económicos y sellos de la realeza. El surgimiento del Banco Central de Inglaterra en 1694 no fue solo la fundación de una institución financiera: fue el nacimiento del banco central moderno como instrumento de control estatal, expansión imperial y sometimiento de la economía a los designios del poder político. Fue un asalto estructurado contra la libertad monetaria, consolidando las bases para el modelo de banco central contemporáneo, sustentado en la deuda estatal como herramienta para imprimir dinero fiduciario. El Estado inglés fundó una maquinaria de saqueo legalizado con narrativa de estabilidad monetaria, convirtiendo el crédito estatal en sustituto del dinero real y consolidando el dominio de la clase política sobre la economía.

Sección 9. El contexto político y económico de 1694.

En 1694, Inglaterra atravesaba un momento crítico. El rey Guillermo III necesitaba urgentemente fondos para financiar su guerra contra Francia, una de las muchas guerras imperialistas que drenaban los recursos de la corona. La hacienda pública estaba al borde del colapso, y las formas tradicionales de recaudar fondos como impuestos o préstamos forzosos eran impopulares o insuficientes.

Es en este contexto que surge la propuesta de fundar una institución financiera que prestara dinero al gobierno a cambio de privilegios legales. El plan fue presentado por William Paterson, un banquero escocés, quien propuso crear un banco que prestara al Estado 1,2 millones de libras esterlinas a cambio de intereses garantizados y el derecho a emitir billetes respaldados por esa deuda. Así nació el Banco de Inglaterra, mediante una carta real y una ley parlamentaria: el Bank of England Act de 1694.


Sección 10. La alianza entre Estado y banca.

El Banco de Inglaterra no nació como un banco del pueblo (como leí en un sitio web al realizar esta breve investigación) sino como un banco al servicio del Estado. Su capital inicial fue aportado por inversionistas privados que, a cambio, obtuvieron el monopolio para financiar al gobierno y emitir billetes de banco.

“El Banco fue fundado para prestar dinero al gobierno y recibir intereses sobre esa deuda, no para servir al pueblo.” — William Paterson, 1694.

Este sistema fue rápidamente consolidado con un mecanismo perverso: el banco emitía dinero fiduciario respaldado por la deuda del Estado, no por oro ni plata. Así, se institucionalizó una estructura que permitía al gobierno gastar más de lo que recaudaba, generando una espiral de endeudamiento, emisión monetaria e inflación.

Sección 11. La deuda soberana como base del dinero.

Uno de los elementos más destructivos introducidos por el Banco de Inglaterra fue la utilización de la deuda pública como respaldo para la creación monetaria. Es decir, el banco imprimía dinero no porque tuviera oro en reserva, sino porque el Estado prometía pagar en el futuro mediante impuestos. De este modo, el banco creaba dinero "respaldado" por la coacción fiscal futura de los ciudadanos.

Esto produjo un cambio ontológico en la naturaleza del dinero: ya no era un bien presente que circulaba voluntariamente en el mercado (como el oro), sino una promesa política de confiscación futura. Así, el banco compraba deuda pública (bonos del Estado) con dinero recién emitido. El banco prestaba al gobierno, quien usaba ese dinero para gastos (principalmente bélicos). Este dinero circulaba en la economía, generando inflación. La deuda debía pagarse con más impuestos. Para pagarla, el Estado pedía nuevos préstamos al banco. Este circuito vicioso convirtió al Banco de Inglaterra en una fábrica de inflación e impuestos diferidos. La deuda soberana se transformó en el fundamento del sistema monetario moderno, y con ello, construyeron uno de los fenómenos económicos mas perversos provocados por esta institución artificial: el dinero perdió su conexión con la realidad productiva y pasó a depender del endeudamiento perpetuo del aparato estatal.

Como advirtió mucho después Friedrich Hayek:

"La deuda pública es simplemente la forma más insidiosa de servidumbre fiscal.” — Camino de servidumbre, 1944.


Sección 12. El legado político: expansión del Estado y represión monetaria.

El modelo del Banco de Inglaterra se transformó en un modelo replicado por todo el mundo occidental, desde Francia hasta Estados Unidos. El principio era el mismo: el banco central se convierte en prestamista privilegiado del Estado, y el dinero deja de ser una mercancía para convertirse en un instrumento de deuda.

Con esta estructura El Estado pudo financiar guerras sin respaldo económico. Se consolidó el monopolio de emisión monetaria. Los bancos comerciales operaron bajo este paraguas, extendiendo aún más la emisión con reserva fraccionaria. Se eliminó gradualmente la competencia monetaria.

El Banco de Inglaterra no fue una institución creada para el bien común, la estabilidad ni la eficiencia financiera. Fue una invención deliberada para rescatar a un Estado quebrado mediante el privilegio bancario, iniciando un modelo de inflación sistémica que se ha perpetuado hasta nuestros días.

El uso de la deuda pública como base para la emisión de dinero fue una de las mayores tragedias monetarias de la humanidad. Lejos de representar riqueza real, este sistema institucionalizó la ficción contable como medio de poder, la inflación como política de Estado y el endeudamiento perpetuo como motor económico.

Este momento histórico marca el inicio de la subordinación total de la economía al poder político. Y es así como la historia del Banco de Inglaterra representa el principio del modelo moderno de esclavitud monetaria, también representa el umbral hacia una alianza aún más profunda entre ideología autoritaria y política monetaria: el pensamiento de Karl Marx y su prescripción explícita de crear bancos centrales bajo control del Estado como parte esencial del programa comunista. A eso nos enfrentaremos en el siguiente capítulo.

 

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